Blogroll

11.12.2010

Sueños extraños, pero agradables.

Hoy soñé contigo, fue algo extraño, incluso desperté un tanto confundido.

Soñé que tuve demasiado trabajo y me quedé haciéndolo durante toda la noche, sin poder entender el porqué, me encontré después con que eran ya las 8 de la mañana cuando ya estaba en casa, me pareció de lo más raro, pero en fin.

Mamá me regañó y estaba molesta con lo que pasó, pero tú, como pocas ocasiones, me defendiste, dijiste que me comprendiera porque era mi trabajo, en ese momento no razoné lo que soñaba, pero al despertar recordé que ya no estás aquí conmigo.

Nunca te dije cuanto te amaba, pero siempre te lo demostré, cuando te jalaba el bigote, cuando te abrazaba o jugaba luchitas contigo; aunque digan que eras seco y un tanto hosco, yo siempre pensé que por dentro eras tan sensible como yo, aunque quisieras aparentar lo contrario, o por lo menos eso creía.

He pensado mucho en ti, especialmente en estos días, tan de muertos, de recuerdos, de risas y todo eso, desde enero te tengo en mi mente día a día, siempre que pienso en ti siento rarito en mi pecho, una especie de vacío, que se siente como si estuviera presionando hacia afuera, no lo sé explicar.

Confieso que muchas veces me han dado ganas de llorar, de gritar, creo que tengo un problema, no lo sé. Poco a poco intento asimilar que ya no estás, pero el hueco que dejaste es demasiado grande, tan notorio que a diario siento como si me sobrara tiempo, tiempo que pasaba contigo, tiempo que ya murió.

No sé exactamente cómo te encuentres, ni en donde estés, quiero creer que en un lugar mejor, cargando angelitos, disfrutando, y sin ese dolor que te molestaba, eso me hace sentir mejor, aunque un pensamiento meramente lógico me dice solamente que ya no estás, que te has ido y que el mismo destino lo tendré yo algún día. Sé dónde quedó tu cuerpo, pero solo eso. Lo único que me queda es tu recuerdo en mi mente, mis sueños, tu ropa, muchas fotos, tus cosas, tus papeles del banco, tus credenciales, mi hermano y mi mamita. Esas son cosas geniales, me hacen sentir como si estuvieras aún conmigo, pero después de todo eso, cuando me encuentro solo, me vuelvo a la realidad y vuelvo a sentir ese vacío que me irónicamente me oprime tanto.

Nunca fui bueno para los detalles, este 2 de noviembre me encontré nuevamente frente a tu tumba, ayudé a mamá a ponerle flores, a arreglarlas, yo nunca te regalé algo así cuando vivías, pero de todos modos me sentí contento de estar por lo menos un poco cerca de tu cuerpo; junto a mi hermano. Los cuatro, contigo.

Aún con todo eso que no te dije, con el tiempo que no pasé contigo por andar de pata larga; no me siento culpable, porque siempre supiste que yo te amaba, al igual que yo sabía cuánto me amabas, porque siempre fui metiche contigo, me gustaba entrar a tu cuarto y ver qué estabas haciendo, y sonrío cuando me acuerdo de eso. Tengo muchas cosas que decir todavía, pero por ahora eso es todo. Maquita.